viernes, 27 de junio de 2008

Purpurina

La veo ocasionalmente, siempre va corriendo y con una sonrisa en el rostro, se autodefine como "el conejo del cuento de Alicia", es una liebre blanca que salta entre compromiso y compromiso de su apretada agenda, pero sonríe, siempre sonríe.

Por las noches la veo cansada aventando los zapatos, bueno, si son los Marc Jacobs se toma el tiempo de guardarlos en su funda aunque se sienta fenecer, se recuesta y comienza a recitar en voz alta tooodo lo que ha hecho durante el día.

La escucho, la sigo, la observo, la huelo incluso, podría decir que mientras la oigo siento que realicé con ella todas las actividades, la veo cuando llega a comer y se va preguntando siempre por la hora y depidiéndose con su consabida frase "ya voy tarde".

Cuando tiene 15 minutos en casa se toma una siesta, siempre programando la alarma de su celular para terminar de "sacar pendientes" y salir al siguiente compromiso.

Hoy miré sus ojos y nos despedimos, me dijo: "no sabes lo cansada que estoy, hoy he hecho mil cosas, ya sólo me falta lo de la tarde y descansaré en la noche, pero sabes?, estoy feliz!, así me gusta andar, corriendo estoy en mi hábitat natural". Tomó el elevador contagiándome su sonrisa.

Me quedé pensando en lo que había detrás de la mirada y lo que se escondía detrás de esa agenda tan saturada. Siempre corriendo, siempre huyendo, ¿porqué lo hace?

Fué entonces cuando lo entendí, desde hace días el espectro nostálgico la estaba rondando, era una especie de boicot sensorial que la remitían a viejos caminos por los que no pensaba volver a pasar... o tal vez sí.

Ella no quería aceptar que en el fondo esa tentación cada día encontraba nuevas formas de seducirla, y la mejor manera de evitarla era no dándole espacio en su agenda.

La veo ir y regresar, cambiando el "outfit" de acuerdo a la circunstancia, yo le digo que es toda una "transformer", ella responde sonriendo, siempre sonriendo.

Hace rato le dije: "porqué huyes, acaso te duele tanto todavía?" y en ese momento la sonrisa se borró se su rostro.

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