Hay pequeños placeres en la vida que nos reconfortan, el elegido el día de hoy es el café con bolillo, en este caso fusionado con baguette (porque no hay bolillo en este meridiano).
Saboreo mi café caliente remojando mi pan (recién sacado del horno de la panadería) y disfruto cada bocado de placer, cierro los ojos y me transporto a casa de mi abuelita, con mi abuelito sentado en la cabecera de la mesa, mi abuelita al lado derecho y yo al lado de ella tomando nuestro café.
En este caso el café también ha sufrido una adaptación, no es de Veracruz, lamentablemente, es Nescafé descafeinado (en otros tiempos a esto ni lo consideraba café, pero ahora son otras las circunstancias).
Vuelvo a cerrar los ojos y empieza a llegar mi Mamá, mi hermana, mis tías y estoy en otro tiempo y espacio, ya no me siento sola.
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