domingo, 8 de mayo de 2011

El Guerrero

Estaba de pie, como un guerrero solitario orgulloso de una estirpe que el destino, la injusticia y la impunidad le arrebataban de las manos, estaba solo, en sus manos tenía una pancarta en la que se leía: "Mi hijo fue asesinado y las autoridades no hacen nada", miles de personas pasaban frente a él y él inmóvil hacía frente al mar de gente que se acercaba poco a poco vaticinando la llegada del poeta, que como él, también perdió a un hijo en una situación poco clara.

Llegó desde las 10 de la mañana, abordó un camión desde Ecatepec, y como no sabía a qué hora llegaría el contingente al zócalo, decidió arribar temprano, fue a una papelería, consiguió un marcador y una cartulina en la que resumió su tragedia en diez palabras.

Solo, sin que nadie lo acompañara, armado solamente de su pancarta, una madera en la cuál la recargaba para que no se doblara su mensaje con el viento, pantalones de mezclilla, tenis, una gorra, playera roja y un periódico gratuoto en el bolsillo trasero del pantalón esperaba de frente, contra el viento, que llegara la vanguardia de la manifestación para que su demanda hiciera eco.

Ella llegó a la manifestación, como en pocas ocasiones lo hizo puntual, había quedado de verse con un par de amigas (que como era costumbre en ella, no se conocían entre sí y ella las presentaría). Una gran masa se asentaba alrededor del Palacio de Bellas Artes y Eje Central por lo que decidió empezar a caminar con la esperanza de encontrarse con los manifestantes.

Caminó por Eje Central hasta Salto del Agua, cientos de personas no dejaban de caminar incesantemente hacia Bellas Artes con la intención de llegar al zócalo, (ella caminaba en contraflujo) cuando de repente miró a un hombre parado a media calle con una pancarta que decía: "Mi hijo fue asesinado y las autoridades no hacen nada", la imagen era impactante, a pesar de estar destrozado ese hombre tenía una fuerza sobrehumana que lo mantenía de pie en la calle con más ojos y pies caminando sobre ella, ahí estaba, solo de pie haciendo frente a la multitud.

Ella sintió algo que no pudo explicar, sabía que tenía que acercarse a ese hombre y ofrecerle su ayuda... pero ¿qué ayuda podría ofrecerle?, ¿contactos con alguna ONG?, ¿algún reportaje en la radio?... lo veía desde la distancia y no dejaba de pensar, mientras tanto cámaras de televisión lo entrevistaban, veía que personas se le acercaban, otros simplemente le tomaban fotos y se marchaban indiferentes.

Decidió acercarse y le preguntó sobre si había realizado las gestiones necesarias para denunciar la muerte, él le contestó que sí, que todo ocurrió en DorianGelandia y que nunca se hizo una averiguación del caso, que su esposa y él tenían miedo de unirse a una ONG para exigir justicia por las posibles represalias y que ahora que se había enterado de la manifestación, decidió estar presente.

Ella le preguntó: ¿"Vino usted solo?", Él le contestó: "Sí, señorita". A lo que ella añadió con un nudo en la garganta camuflajeado con una sonrisa: "Yo estoy con usted". En ese momento llegaron 7 personas, una familia, los papás, el abuelito, dos hijos adolescentes y dos hijas y se colocaron a ambos lados de los recién hechos compañeros. El padre de familia empezó a conversar con el guerrero y le dijo: "Mi familia y yo lo acompañamos en su pena".

En eso el abuelito fue a comprarle una botella de agua, el señor bebió y mientras tanto una de las chicas (como de unos 17 años) le sostuvo la pancarta, ahí estuvieron, estoicos, vigilantes, dolidos y alertas, nadie los movía, se transformaron en guerreros, la gente pasaba a su alrededor y daban muestras de solidaridad al desolado padre de familia cuyo hijo había pasado a formar parte de las estadísticas de la violencia en México.

Casi una hora después unos carros comenzaron a acercarse adelantando a la vanguardia del contingente, con lo que los organizadores solicitaron que la gente se moviera a los costados para dejar pasar a los manifestantes, entre los 8 guerreros que acompañaban al inconsolable valiente, comenzaron a gritar que lo dejaran unirse a la vanguardia de la manifestación ya que era su objetivo desde hacía mucho tiempo.

El valiente lo consiguió, la chica tomó las botellas de agua que la familia de ángeles le habían llevado al guerrero y decidió seguirlo en su misión. Primero estaban en medio de los autos y poco a poco lograron acomodarse entre la vanguardia del contingente, ella lo seguía preguntándole si quería beber agua y ofreciéndole cargar la pancarta mientras él descansaba de mantener lo más alto posible su madera y su mensaje al que se aferraba como tabla de salvación.

Ella hizo de la causa de él, su causa, juntos camnaron en silencio, ella siguiendo sus pasos y acompañándolo solidariamente cada vez que se cansaba, le ofreció sus brazos, sus pies y su corazón, cruzaron calles en medio de aplausos, cantos del himno nacional y ocasionalmente silencio.

Llegaron al zócalo y al entrar y ser recibidos por las campanas de catedral, los caracoles de los danzantes y el aroma a copal algo mágico terminó de concretarse, el guerrero olvidó sus miedos y sintió el impulso de dirigirse hasta el templete de la manifestación, su pequeña amiga guerrera no lo dejaría ir solo por lo que al llegar y cuando la gente parecía ya no querer dejarlo pasar ella gritaba con todas sus fuerzas y todo su corazón: "porfavor déjenlo pasar, él viene solo, mataron a su hijo y está aquí desde las 10 de la mañana", la gente veía algo en la mirada de ella y les abrían paso, llegaron a la barda y él se la saltó, de repente, ya estaba hablando con los oradores que lo habían antecedido y que compartieron sus testimonios de desolación y tristeza convirtiéndose en la voz de los que ya no pueden hablar.

La pequeña guerrera sonrió desde el corazón y agradeció a Dios que aquel hombre haya logrado llegar hasta donde necesitaba, se transformó, al principio decía que no quería denunciar la corrupción de las autoridades por miedo a las represalias y de repente, se sintió cobijado por la fuerza y el amor que lo condujo a una tarima frente a toda una nación y el mundo buscando que su historia fuera escuchada y que su tragedia no quedara impune.

Ella?, ella comenzó a perderse en el mar de gente, lo veía desde abajo y sonreía, no podía creer lo que había vivido y como al final su corazón la había llevado al lugar y momentos indicados dándole una gran lección: 1) Aunque pensaba que no contaba con los recursos, terminó siendo de gran ayuda para el guerrero. 2) La voluntad de un ser humano es el marcador indeleble con el que se escribe el destino de cada quien. 3) Ese día ella había escrito en twitter :"Hoy te presto mi fuerza, mis pies, mi valentía, para hablar por ti en la elocuencia del silencio" y justamente eso fue lo que pasó. 4) Comprobó que los ángeles existen. 5) Recordó que Dios utiliza a sus hijos y hoy a ella probablemente le tocó ser instrumento del Señor para esa misión especial.

Ahó!

Gracias Dios por la enseñanza del día de hoy, lo atesoro en mi corazón y que no se me olvide nunca, tengo la certeza de que algún día tendré una familia guerrera y unida como la que hoy acompañó al guerrero que recobró su fuerza gracias a tu amor.

No cabe duda que a los guerreros no hay cosa que les guste más que estar con otros guerreros.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Saludos:
Vinculamos en EJE CENTRAL tu blog y el dato que registras, acerca de cómo llegó al templete.

Link: http://columnas.ejecentral.com.mx/elciudadanoinvisible/2011/05/09/asesinaron-a-mi-hijo-y-las-autoridades-no-hacen-nada/

La Baronesa Rampante dijo...

Yo marché ayer. Me dolían los pies y me ardía la piel de tanto sol. Pero me dolía más el corazón por este país, mi país que se me muere todos los días.
La indiferencia se nos muere cuando conocemos las historias de los otros, de ellos que han experientado en carne propia la experiencia de los mexicanos muertos en una guerra que no es nuestra.
Hoy me duele el corazón porque he visto sus nombres y he escuchado sus historias. Creo que es nuestro deber impedir que esto siga, porque mi imaginación no concibe la pérdida de nadie.
No más muertos.