lunes, 23 de julio de 2007

La prueba de la hamburguesa

Eran dos jóvenes ..... no sé si enamorados o no, ambos eran muy pobres y vivían muy limitados económicamente, ella no tenía trabajo y él había dejado de ser asalariado en una empresa, su vida era modesta, sencilla, compartían un cuarto pequeño arriba de una pescadería que se encontraba al lado de un bar de donde cada noche salían cucarachas, por lo que había que tener cuidado al pisar y colocar una pequeña trampa al entrar o salir de su habitación.

Ella estaba enamorada de él y trataba de hacer cada día especial, encontrando distintas formas de preparar papas (que era parte básica de su dieta por ser baratas) mientras él salía a ganarse la vida cada día para llevar el pan a lo que por el momento era su hogar.

No tenían dinero, por lo que su diversión consistía en salir a caminar por las calles, ver restaurantes y sonreir diciendo "algún día vendremos" mientras suspirando seguían caminando ya que no podían hacer uso del transporte público.

Un día en la vida él se vistió con sus mejores galas y pasó por su amada para invitarla a cenar, ella se puso feliz, no podía creerlo (era imposible, no tenían capital), pero él había juntado todos sus ahorros para tener ese gesto con ella y quería por un día concederle un gusto especial.

Tomó la ropa con los remendados más discretos, recogió su cabello con un moño, y salió feliz de la mano de su amado a cenar a un restaurante!!!!!!!!!, caminando de la mano juntos, como si nada importara, hablando de los sueños, del futuro, ignorando el cansancio de recorrer 20 kilómetros para llegar al restaurante donde vendían costillas a las brasas!!!!!, hamburguesas!!!!!, elotes con mantequilla!!!!!, cosas que ambos alguna vez en su vida habían llegado a probar.

- "Pero con qué dinero vamos a pagar?" -preguntó ella.
- "Con el de tu primer sueldo" -contestó él, con una sonrisa y un abrazo, confesándole al oído que tenía Fé en ella y en que pronto conseguiría algo muy bueno.

Entraron al restaurante, fué ahí cuando los ví, felices e inseguros, a pesar de la sencillez y precariedad de sus atavios, deslumbraban alegría, preguntaron por las promociones, si había algún descuento y entonces ordenaron la comida.

No podré olvidar la cara de ambos cuando llegaron los alimentos, el gusto con el que saboreaban cada bocado y cada trago de refresco, la luz en sus rostros cuando llevaron a su mesa la hamburguesa más exquisita que habían probado en su vida, cómo cada plato lo dividían a la mitad (incluso las guarniciones) y la manera en que él estaba al borde del llanto al ver cómo un fulgor escurridizo del ojo de su amada resbalaba por su mejilla ante el sabor de la carne (que hacía mucho tiempo no probaba).

Ambos tenían la misma ilusión de degustar el platillo central "la hamburguesa", pero él al ver la felicidad en el rostro de ella decidió dejársela completa, ella al ver ese gesto lloró (al igual que yo que fuí testigo mudo de esa prueba de amor), en la incertidumbre de su vida no sabían cuantos años tendrían que pasar para que regresaran a ese lugar, sin embargo, él le cedía su hamburguesa.

Es la historia de esa pareja... no sé si enamorada o no, ignoro si la realidad sea esa o sólo me dejé llevar por lo que ví, pero estoy segura que al ver esas escenas en mi corazón se encendió una pequeña candela que alimenta mi Fé de que puede ser que el amor exista.

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