sábado, 16 de agosto de 2008

Razones por las que puede ser que el mundo no apeste tanto


Originalmente este blog lo inicié como un espacio de reflexión donde pudiera comentar noticias que nos dan pequeñas señales de que este mundo vale la pena, posteriormente han ido colándose otras historias de las que soy testigo que reclaman un espacio en este mundo tan bizarro e impersonal de la red.

Hace poco me enteré de algo que es un ejemplo de que hay gente decente, honesta y con buen corazón en el mundo, y que a pesar de la posición en la que la vida los ha colocado son un ejemplo para todos aquellos ciegos y estúpidos que se empeñan en no ver más allá de la punta de su nariz y rechazar todo aquello que es diferente a sí mismos.

Dom Amby Okonkwo, es un nigeriano de 44 años que vive en Sevilla, tiene un hijo de 5 años y lo mantiene vendiendo kleenex en las calles de la ciudad española, como es lógico suponer, seguramente Dom Amby llegó a la península ibérica en condiciones muy desventajosas, movido por la necesidad de asegurarle a su pequeño mejores condiciones de vida en un entorno "más seguro" que le permita tener más y mejores opciones en su proyecto de vida.

Pues bien, Don Amby saltó a la página de noticias porque hace unos días, mientras estaba vendiendo sus kleenex en la calle (a pesar de las condiciones climatológicas que marcaban 42°) se encontró una cartera tirada en la vía pública, dando un ejemplo de honradez, el buen Don tuvo la suficiente nobleza de buscar al policía más cercana y entregarla. La sorpresa vino cuando al abrir la cartera se dieron cuenta que tenía 2, 700 euros, un cheque por 870 y documentos personales y empresariales.

Entrevistaron a nuestro protagonista sobre la razón por la que devolvió la cartera (ya que mucha gente no lo habría hecho) y dijo: "Cuando me dijeron que la cartera que devolví tenía 2,700 euros pensé que era muchísimo dinero, pero el dinero no toca mi cabeza ni mi corazón, y gastar ese dinero me habría hecho feliz un momento, pero me habría hecho sufrir toda mi vida".

Al enterarse el dueño, en agradecimiento le dió 50 euros a Don Amby (ojalá le hubiera dado un trabajo seguro en su empresa), los cuáles dijo se gastaría con su hijo.

Esta es una muy buena cachetada con guante blanco para todos aquellos que se quejan de las personas de origen afroamericano y de todos los inmigrantes que llegan a los países europeos buscando una mejor opción de vida que se adecúe al mínimo respeto a los derechos fundamentales (obvio, existen las deshonrosas excepciones pero queda claro que la vileza humana es algo endémico de algunos seres humanos y carece de nacionalidad, desgraciadamente están en todo el mundo).
Lo que la gente que critica a los que en realidad se esfuerzan cada día (a costa de su mérito personal por vivir mejor) no sabe, es que ser inmigrante es algo digno de admiración, ya que aunque la mayoría, huye de la pobreza, la guerra y violaciones flagrantes de garantías individuales, el estar en otra nación "más desarrollada", en la mayor parte de los casos no los hace ganar terreno en materia de derechos humanos, simplemente hacen una "catafixia" ya que ganan unos pero pierden otros, como el derecho a un trabajo seguro, a un sueldo digno o a la no discriminación (por parte de las propias autoridades y de algunos otros de los habitantes del lugar al que llegan).

Levanto la voz y pido un aplauso para un hombre que hizo lo correcto a pesar de que eso no está de moda, que fue fiel a sus principios y que sigue luchando desde su trinchera para hacer de este mundo algo mejor, y que su testimonio seguramente rendirá frutos al inspirar a un pequeño de 5 años a seguir el ejemplo de rectitud, honestidad y esfuerzo personal de un héroe en la familia: su padre (un privilegio que pocos hemos tenido en esta vida, yo soy una de esas personas afortunadas ya que en mi caso mi familia se conforma por varios de ellos, y en esa evidencia baso mi lucha cotidiana por hacer de este mundo un lugar en el que valga la pena vivir, alcanzar los sueños y encontrar razones por las que el mundo no apeste tanto).

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